miércoles, 17 de junio de 2009

¿Qué implica ser “sal de la tierra” en nuestro contexto?

¿Qué implica ser “sal de la tierra” en nuestro contexto?

A lo interno, en la familia de nuestra Iglesia.

A lo externo, en relación con el entorno.

¿Cómo lo vive la Iglesia? En la Cancha de Confrontación

Estas son algunas de las actitudes que “alineamos” los ticos , especialmente cuando enfrentamos una opinión distinta, una actitud adversa. Al menos así lo ven asesores empresariales, filósofos y politólogos.

1. Posponer: Dejar para más tarde la jugada que urge.
2. Ignorar: “Hacerse el chancho” o evadir el problema.
3. Desenfocar: No reconocer o encuadrar adecuadamente un problema, por creer que históricamente somos una “sociedad pacífica” que o tiene conflictos. Por definición, el conflicto se percibe como algo negativo”.
4. Coptar: No reconocer la diferencia, intentar asimilar al contrario, apelar al que somos “igualiticos” para bajarle intensidad a un desacuerdo e intentar no llegar a la confrontación.
5. Excluir: Si no se puede asimilar al otro se le “chotea”, se le baja el piso, se le excluye, en lugar de validar su posición y sentarse a negociar con él.
6. Simplificar: En lugar de analizar a fondo el problema, se buscan soluciones fáciles, simplistas.
Ejemplo: ante más delincuencia, más represión.
7. Partir por la mitad: Solución “a la tica”, es decir, que nadie quede del todo contento ni del todo frustrado. Es una solución perder-perder, más que ganar-ganar.
8. Desplazar: “Patear la bola” a otras instancias, en vez de asumir la resolución.
9. Individualizar: No meterse en los problemas de los demás hasta que se vuelvan los propios: vivir y dejar vivir.

Ser luz. ¿De qué depende?

Disponibilidad.
Atención despierta.
Partir de lo existe.
Dedicación y fidelidad.
Motivaciones claras.

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