1. Creer en un Dios personal – Ver a Dios participando activamente en su vida.
2. Orar para que Dios le guíe – Comenzar a orar más allá del “por favor y gracias”.
3. Reflexionar en las Escrituras – Desarrollar el hábito de la lectura bíblica diaria.
4. Solitud – Experimentar retiros espirituales por cuenta propia.
5. Evangelismo – Influenciar para bien en la vida de sus seres queridos.
El paso clave: la actitud que generará mayor crecimiento en una persona es priorizar su vida espiritual. Es decir, un creyente que da prioridad a su crecimiento espiritual efectivamente va a crecer en intimidad con Jesucristo.
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